A la hora de la elección de un toro, los productores lo hacen en base a características fenotípicas y genotípicas. Sin embargo, el fenotipo no garantiza que las características del toro se transmitan a su descendencia porque dependen del ambiente en el que se encuentra el animal.
Así lo destacan en un informe especialistas de la Unidad Integrada Balcarce (INTA Balcarce y la Facultad de Ciencias Agrarias de la Universidad de Mar del Plata).
«Los aspectos más importantes a evaluar son: tamaño corporal, conformación, aplomos, características raciales (cabeza, cuello, etc.), mansedumbre, circunferencia escrotal, tono testicular, capacidad de servicio, potencial de entore y calidad seminal», comentó Julio Burges, profesional de INTA Balcarce.
En este sentido, las características genotípicas se pueden obtener por tres mecanismos: genealogía, marcadores moleculares y DEPs (Diferencia Esperada en la Progenie). Según los profesionales, la genealogía se basa en el estudio de los antepasados del toro. Los DEPs son indicadores precisos, obtenidos mediante registros de producción, que indican la habilidad de los padres para transmitir su potencial genético a su descendencia: su valor puede ser positivo, negativo o igual a cero.
Los marcadores moleculares son sitios de referencia en el ADN que dan información sobre ciertos aspectos productivos, sanitarios, fenotípicos, etcétera.
Ignacio Gual, de la Facultad de Ciencias Agrarias de la UNMdP, indicó que los requisitos sanitarios de un reproductor son imprescindibles y deben ser evaluados por un veterinario. «Además de las enfermedades de control obligatorio como brucelosis y tuberculosis, se debe garantizar la ausencia de las enfermedades de transmisión sexual (ETS). Algunas cabañas también realizan de rutina el diagnóstico de otras enfermedades infecciosas, como paratuberculosis», agregó.
Burges destacó que en la revisación clínica de los toros se evalúa la condición corporal; estado clínico general; aparato locomotor (aplomos, articulaciones, pezuñas, etc.); edad (por cronología dentaria); ojos; órganos genitales externos (testículos, epidídimo, pene y prepucio) y órganos genitales internos (vesículas seminales) mediante palpación transrectal.
«Es pertinente remarcar que las ETS aún tienen una prevalencia considerable en nuestra región, provocando una disminución del porcentaje de preñez entre un 15 y 25% o más y una inversión en los porcentajes de cabeza, cuerpo y cola de parición -pueden pasar de un 60-30-10% a un 20-40-40%-, con las consecuencias en el peso de los terneros al destete que eso conlleva», resaltó Gual.
Los especialistas recomendaron que los toros deben entrar a servicio con una condición corporal de 3,5 (escala 1 a 5), porque no es aconsejable una condición corporal superior a 4 por la sobrecarga de los miembros posteriores durante el salto, que producen lesiones podales y de columna. «El excesivo engrasamiento tiene un efecto nocivo sobre la función reproductiva al afectar la termorregulación testicular por la grasa depositada a nivel escrotal afectando en forma directa a la calidad seminal», dijo Burges.
Gual remarcó que los toros son también susceptibles a los parásitos, tanto internos como externos, por lo que se debe monitorear constantemente estas enfermedades. Además, deben ser vacunados contra carbunclo (obligatoria) y enfermedades reproductivas como campylobacteriosis y leptospirosis.
Fuente: https://www.lanacion.com.ar/2191301-toros-cuestiones-claves-mejorar-indices-prenez
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